El encanto oculto de la vida reside en la construcción a base de pequeñas casualidades que dibujan un destino.
Así es como en sus inicios dos amigos comenzaron a trazar lo que es hoy la historia de Vega Sotuélamos, que arranca en los años 80 en la pedanía de El Bonillo.
De esta pedanía, Sotuélamos, tomó su nombre una pequeña fábrica artesanal de quesos, de la que los dos amigos eran fieles clientes consumidores.
Este hito marcaría el destino de sus vidas, pues años después viéndose la fábrica en serias dificultades decidieron adquirirla.
El corazón desde su sabiduría les decía que debían continuar produciendo aquel queso que tantos buenos momentos les había regalado.
Con el tiempo y sin apenas experiencia consiguieron dar el salto al mercado con una ventaja diferenciadora: la producción del queso tierno con leche pura de oveja frente a otros fabricantes que producían el queso tierno de mezcla.

Pero el hito lo marcó la salida al mercado del queso al romero Vega Sotuélamos, un queso que evoca al monte y que pronto conquistó los mercados consiguiendo gran reconocimiento.

Hoy día Vega Sotuélamos, gracias al exhaustivo trabajo de su departamento de comercialización, se vende en más de 20 países del mundo.